lunes, 22 de abril de 2013

SEVILLA (PARTE III)



Sábado 13 de abril de 2013. Seis y media de la tarde. Colgado en las taquillas de la Maestranza el cartel de no hay billetes. En los tendidos se intuye a la ilusión, a la emoción y a las ganas de disfrutar revoloteando de la mano sobre los allí presentes.




 

Suenan puntuales los clarines y timbales y tras ellos el cerrojazo que pone en alerta a Josemari. Abrazado a su capote de paseo pisa el albero maestrante para enfrentarse por primera vez a seis toros en solitario. El público aplaude ansioso el paseíllo y él concentrado y rezando, aguarda en la primera raya de picar, a que concluya el minuto de silencio en memoria del alma de la ganadera recientemente fallecida, Doña Dolores Aguirre. Tras este momento de recogimiento, cambia su capote de seda por el de brega, mira las banderas, mece al aire dos lances e intercambia con mi padre una mirada de complicidad utilizando ese lenguaje que sólo ellos entienden.






Yo de repente me encuentro sola en el tendido. Mi cuerpo se pone en tensión, el corazón late sin control y me aferro con fuerza a la Guadalupana que cuelga de mi cuello.

Sale el primer toro y se nota en el ambiente las ganas de los presentes por deleitarse con su toreo.  Josemari se entiende con él pero la música no acompaña su faena. Tras una buena estocada recibe una ovación en el tercio. Quedan cinco toros –pensarían los presentes- vamos a administrarnos. Pero a partir del segundo toro la mala suerte, impía, se presenta para acompañarnos. Mi padre y mi hermano Manuel sufren en el callejón como si fueran ellos los que estuviesen toreando. Yo no dejo de mirarlos buscando algún signo que apacigüe mi alma y me anime, pero sus caras son de preocupación. El corazón me oprime el pecho.






Sale el tercer toro, el de Victorino. Es serio y precioso de hechuras. Yo me aferro aún con más fuerza a mi medalla y rezo con un fervor desconocido hasta el momento. Entonces me acuerdo de los que no están. Pienso en mis tíos, sentados en esa barrera celestial, y les ruego gritando en silencio. El peligro del toro me hace hiperventilar, la adrenalina sube hasta las nubes. Vuelven entonces mis ojos a buscar el amparo de mi familia en los burladeros, pero sólo hallo preocupación y el cuerpo tembloroso de Manolito. A partir de ese momento escondo mi cara entre las manos haciendo de mis oídos mis ojos. Percibo por fin que está muerto el toro y las lágrimas recorren abundantemente mi rostro sin previo aviso. Pienso en marcharme de la plaza, pero una energía más grande que mi voluntad me impide hacerlo. Si mi hermano va a hacer el esfuerzo, yo lo hago con él.







No hay tregua. No tengo el más mínimo respiro. Son seis toros para él solo. Yo fumo mientras los areneros arreglan el piso; tengo promesa de no hacerlo mientras está el toro en el ruedo y así consumo los cigarros desesperadamente.






La tarde está demasiado cuesta arriba. El desánimo quiere adueñarse de nuestras almas, pero la fé ciega que tengo en el que va vestido de azul y oro y en su Madre del Cielo no permite que se desvanezcan las esperanzas. Vuelvo a buscar a mi padre. Se acerca a mi hermano entre toro y toro y yo en esos momentos parezco escuchar sus consejos. Encuentro entonces algo de paz… Pero la tarde sigue sin despegar.






Absorta me quedo pensando en toda la gente que quiere a Josemari: mi madre rezando el rosario en casa; su mujer, Rocío, a punto de dar a luz con los nervios agarrados en la barriga donde descansa Julieta (esa niña va a ser muy valiente); mi sobrino Josemari que siente adoración por su padre; y también pienso en los demás familiares que se hallan situados en distintos lugares de la plaza. Auque todos ellos estaban lejos de mí, los sentí más cerca que nunca y consiguieron, sin ser conscientes, darle un empujón a mi ánimo volviéndome así más fuerte.

Sale el quinto de la tarde y es devuelto a los corrales por falta de fuerza. ¿Qué más puede pasar? En su lugar aparece un sobrero de Juan Pedro Domecq. Parece que tiene buen son aunque se le adivina el aguante justo. Lo cuidan en la lidia y Josemari se viene algo arriba. Entiende al toro, le da sus tiempos y alturas y por fin suena la música: “Cielo Andaluz”. Pero el sueño se desvanece a la par que el empuje del toro. Hay que matarlo…. Otra vez se adueña de mí la desesperación.

Miro de nuevo al callejón y descubro la cara de Josemari triste. Está cansado, lleva mucho a sus espaldas. Me concentro en entregarle todas mis fuerzas. También lo hacen mi padre y mis hermanos. Se apoya derrotado en las tablas con su mano derecha en el hombro izquierdo rezándole al Ángel de la Guarda.



 FOTO: Jose Ramón Lozano


Y entonces, la Maestranza rompe al unísono en una ovación llena de cariño y ánimo. Josemari no es capaz de levantar la vista del ruedo para agradecerlo. Juraría que una lágrima recorrió su rostro. Y sin elevar la mirada del piso, se va con garra y arrebato a la puerta de chiqueros para recibir al que cerraba plaza a “Porta Gayola”.



 FOTO: Carlos Núñez


Sale el de Juan Pedro, le pega la larga de recibo y tras ésta dos más. Se enjareta con el toro en un emocionante baile por verónicas y le regala a nuestro tío Julio Robles, que está en el cielo, una media de rodillas. La plaza rompe por fin en aplausos y vítores.



 FOTO: Carlos Núñez


Cambia el gesto de Josemari, cambia el gesto de mi padre, cambian los gestos de mis hermanos y también cambia el mío. Vuelve entonces a apoderarse de nosotros la emoción, pero esta vez de una manera distinta. Ahora lo hace alegre y esperanzada. La lidia se desarrolla rozando la perfección y mi hermano no pierde detalle del quehacer de sus subalternos.

Llega la hora de la faena de muleta. Coge sus trastos y se va, montera en mano, a la misma boca de riego. Brinda al público, a su público, devolviéndole de esta manera el cariño y el apoyo recibidos durante esa y tantas otras tardes maestrantes. Está dispuesto a echar los restos.



 FOTO: Carlos Núñez


Han cuidado y mimado al toro durante la lidia y él empieza dándole confianza citándolo de lejos y aliviando la salida con la muleta algo más alta.

Y ya en el ocaso del día, sus mágicas muñecas devuelven la ilusión a los 13.000 espectadores que allí estábamos. Suena de nuevo la música. Otra vez “Cielo Andaluz”. Ese mismo pasodoble que le acompañara en la faena con la que consiguiera sus primeras dos orejas en Sevilla y que posiblemente pasará a la historia como el pasodoble de Manzanares. 



 FOTO: Carlos Núñez


Se suceden las series con la plaza en pie y yo entonces distraigo mi atención… Tenía que calmar el sufrimiento de mi madre y de Rocío… Así que me pongo a contarles por mensajes todo lo que estaba aconteciendo. Quizá me perdí con ello pases gloriosos, desplantes cargados de torería o cambios de mano de cartel de toros; pero el sufrimiento de las madres es sagrado. No podía hacer otra cosa que intentar amainar los suyos.

Llegó la hora de matar. El silencio se escuchaba. Bajo los tendidos de sol cuadró mi hermano al toro, al buen toro de Juan Pedro, con el éxito agarrado en su empuñadura. Lo citó, lo espero, y le proporciono un estoconazo recibiendo. En ese momento se adueño de mí  y de todos los que esperábamos deseosos el triunfo, la locura. Las lágrimas volvieron a brotar pero ya no eran amargas, sabían a Mediterráneo. Dos orejas. Dos orejas y la recompensa a tanto sacrificio, entrega, sufrimiento y preparación. ¡Qué merito!



 FOTO: Carlos Núñez


Yo me quede absorta en el tendido, impactada por todo lo ocurrido, sentada sin poder moverme de mi localidad, tratando de asimilar, sin lograrlo, todo lo que había acontecido durante esas dos horas y media que se me hicieron eternas.

Y sigo emocionándome mientras escribo. Creedme si os digo que todavía me estoy recuperando de aquel sábado 13 de abril. Y es que ha sido el día más intenso de mi vida sin lugar a dudas. Os diré que no existe en este mundo medidor capaz de calcular el ORGULLO y ADMIRACIÓN que siento por mi hermano.

Bueno... yo ya me despido de vosotros rota, con las emociones revividas y con el corazón de nuevo acelerado.

¡Qué GRANDE eres Josemari, qué GRANDE!

Yeyes.

9 comentarios:

  1. Otra vez a llorar!!!!! Y tampoco existe en el mundo medidor capaz de calcular la intensidad de tus palabras, Yeyes, eres un orgullo de hija,de hermana y de amiga....Te quiero!!!

    ResponderEliminar
  2. Otra vez a llorar!!!!! Y tampoco existe en el mundo medidor capaz de calcular la intensidad de tus palabras, Yeyes, eres un orgullo de hija,de hermana y de amiga....Te quiero!!!

    ResponderEliminar
  3. Otra vez me haces llorar de emoción!!!
    Y tampoco existe en el mundo medidor capaz de calcular la intensidad de tus palabras, Yeyes ,eres un orgullo de hija,de hermana y de amiga.....Te quiero tanto!!!!

    ResponderEliminar
  4. Buenos días Yeyes!! Lo primero gracias por escribir esto hoy, acabo de salir de un examen y haberlo leído antes de entrar ha hecho que recordara lo feliz que fui esa tarde, si no te importa te pondré lo que yo sentí ese día .
    Para mi Sevilla fue un sueño hecho realidad, nunca crei que pisaría la Maestranza y muchos menos que sería mi Torero José María Manzanares. Pero cuando supe de este día tan especial para el me propuse hacer todo lo imposible para asistir, acompañarle en ese gran día tan importante para el, y para todos los que le seguimos y nos emociona con su toreo. Ahorre todo lo que pude para realizar ese viaje tan esperado, y conseguí ahorrar y gastarme todo en ese día tan especial que lo volvería hacer una y mil veces, probablemente sea el único día de toros que me haya podido permitir este año pero ha merecido la pena gastarlo todo en ese día. También agradecer a mis amigos que me llevaron en su coche. Yo sabía que ese día iba a ser especial, no pude dormir en toda la noche, ( aunque ya llevaba una semana y media con la cuenta atrás). Por fin llegamos a Sevilla, mis ojos se llenaron de lágrimas y el corazón se me encogió eran muchos sentimientos, fuimos corriendo a la maestranza y corriendo cogí mi entrada reservada, en ese momento que la tenía en la mano sabía que ya estaba aki ese día tan esperado y que ya nadie podía quitarme la ilusión ni el sueño de pisar la maestranza para ver a Manzanares.
    Yo estaba ansiosa y deseosa por que llegara la tarde . Cuando Ya por fin conseguí sentarme en mi asiento (tendido 9 fila 9 n23, nunca Lo olvidare) se abrió esa puerta y ahí estaba el, el arte personificado, por el que tantO esfuerzos hago por poder verlo, mis ojos se llenaron de lágrimas y me deje llevar por los sentimientos q me recorrían. Mi sorpresa no terminaba ahí, exe un vistazo al callejón y ahí estaba el, José María 'manzanares (padre) al que me en Encantaría conocer, pero me conformo con haberlo visto, saber que es de verdad!! Y junto a el , Manuel, al que tuve el gusto de conocer y le agradezco su atención hacia mi.
    Bueno no me enrollo más que yo me dejo llevar y soy capaz de escribir un libros. Simplemente decir que los días 13 han marcado mi vida, el 13 de de febrero pude conocer a Manzanares en el congreso de Madrid, y el 13 de Abril pude verlo torear en la plaza estando yo presente y que menos que en la Maestranza.
    Quiero pedirte disculpas Yeyes por ocuparte este espacio para escribir pero es algo que llevo dentro y necesito contarlo, me siento muy orgullosa de tu hermano, y de tu familia, sois todos encantadores y buenísimas personas, y que esa tarde no defraudo y nos fuimos muy alegres con dos orejas. Me gustaría que le hicieses llegar a tu hermano estas palabra de agradecimiento, porque gracias a el a su toreo puedo refugiarse y aferrarme en los malos momentos, y cada vez que veo una Verónica suya se me esboza una sonrisa de la cara . MUCHAS GRACIAS. A tu por supuesto por plasmar os tus palabras y tus sentires!!!
    Un besaZo para todos
    PD: enhorabuena por el nacimiento de Julieta, que viene llena de arte y esenci Manzanarista !!

    ResponderEliminar
  5. Enhorabuena Yeyes!
    qué manera de trasmitir tus emociones.Bravo!
    Esas lágrimas.Te ví el año pasado salir de la Maestranza llorando de alegría porque tu hermano salía a hombros. Te ví que seguías llorando en Puerta Grande,recibiendo las felicitaciones de todos. No sabía quién eras,me lo dijeron.
    Me alegro mucho de que te hayas decido a hacer este blog. Lo estoy disfrutando.Un lujo

    ResponderEliminar
  6. Enhorabuena por el blog, yo dtuve esa tarde alli, no podrias haber descrito mejor esa maravillosa tarde del 13 de Abril. Todos pasamos angustia sabiendo el sufrimiento de Jose Mari y todos comparyimos la alegria de esas dos orejas. Sevilla siempre lo recibirá como lo que es, un grandisimo torero, valiente por esos seis toros, y unico por ese indulto.

    ResponderEliminar
  7. Si la gente tuviera la elegancia y sensibilidad como escribes las cosas serian de otra manera

    ResponderEliminar
  8. Manzana bloguera Enhorabuena por tu elegancia y sensibilidad otra vez emocionada

    ResponderEliminar
  9. MILLONES DE GRACIAS A TODOS POR VUESTRAS PALABRAS Y POR COMPRENDER MIS SENTIMIENTOS!
    He tratado de explicarlo de la mejor manera de la que he sido capaz, porque como ya comenté en el post... ¡Hablar de los sentimientos no es tarea fácil!

    ¡¡Besazos y abrazos a repartir!!

    ResponderEliminar