jueves, 23 de mayo de 2013

DE SEVILLA AL CIELO




Pepe Luis Vázquez Garcés


El pasado domingo de Pentecostés dejó de latir, después de 92 años de compás sevillano, el corazón torero de unos de los pilares de la tauromaquia: Pepe Luis Vázquez Garcés. Alumbrada su alma por el Espíritu Santo, subió a los cielos abrazada por su capote de seda. La Virgen del Rocío, conmovida por la grandeza de ese espíritu noble, abandonó por un momento el alborozo de su Feliz Aldea, para acompañarlo de la mano a las mismísimas puertas del cielo. Allí estoy convencida de que estaba esperándole su venerado Cristo de La Salud de San Bernardo, el mismo al que tantas y tantas veces se encomendó en vida, viendo así cumplido por fin su ansiado deseo de descansar a sus pies, eternamente…


Su última salida por la Puerta del Príncipe.


El Gran Pepe Luis Vázquez. Con sólo escribir su nombre se me eriza el vello del cuerpo entero y se emocionan mis ojos. TORERO DE TOREROS admirado hasta el extremo tanto por sus condiciones taurinas como por las humanas. Era la NATURALIDAD personificada, era ARMONÍA y PUREZA, era BARROCO y ROMÁNICO a la vez, era GENIALIDAD, GRANDEZA, SABIDURÍA, VALOR, FINURA, SEVILLANÍA… Fue capaz de traspasar todas las fronteras con su personalísima manera de torear, porque sí señores… ÉL FUE ÚNICO.


Toreando a la verónica.
  
 
Hay quienes se empeñan en clasificarlo como “el emblema del toreo sevillano”. Pero para mí “El Sabio de San Bernardo”, “El torero rubio”, “El novio de Sevilla” fue mucho más que eso… Él era el TOREO.


Pepe Luis en su querida Maestranza.
Pepe Luis Vázquez con Antonio Ordóñez y Luis Miguel Dominguín.
Pepe Luis con mi padre (José Mª Manzanares)  y Don Eduardo Miura.
Pepe Luis con Antonio Ordóñez y Ernest Hemingway.
Pepe Luis toreando al natural.

  
Me gustaría contaros un poquito de su vida y trayectoria profesional ya que, aunque ha sido un personaje relevante del siglo pasado, no todos los que me leéis tenéis porqué conocerla. Así que os pongo en situación. Empezaré diciéndoos que detrás de su figura se esconde una apasionante historia marcada por una Guerra Civil que acompañó sus comienzos. Nació un 21 de diciembre de 1921 en el barrio de San Bernardo de Sevilla. Su pronta afición taurina no llegó por casualidad; su abuelo había sido banderillero y su padre en su juventud novillero, trabajando después como matarife en “el Matadero Municipal” de Sevilla. Allí, en ese matadero que conocía como la palma de su mano, sería donde el niño rubio de ojos azules, clandestinamente, haría sus primeros pinitos por la noche toreando con el babi del colegio a la luz de un candil al ganado que allí aguardaba a ser sacrificado. Años más tarde él mismo confesaría que esa había sido su particular “escuela taurina”.


Pepe Luis y sus hermanos.


Permitirme ahora que os transcriba las palabras de Rafael Ríos Mozo donde describe desde su libro “Pepe Luis Vázquez y su tiempo (1970)” cómo “El niño de  oro” con tan solo 15 años despertó la admiración del público de Sevilla:

“Fue en ese año de 1937 cuando, una noche del verano sevillano, se celebró en nuestra ciudad una novillada de noveles (…) y a las que el público acude más para tomar el fresco que para otra cosa (…) Con la verdad por delante, ante todo, casi podría asegurar que muy pocas de las personas que aquella noche de 1937 tomaron asiento en los tendidos de la Maestranza, iban pensando en que se iban a encontrar al torero que llenaría toda una época de nuestra fiesta, y que la llenaría de tal modo que todavía –y yo creo que para siempre– la estela de su nombre se conserva en el recuerdo con tanta vigencia como cuando Pepe Luis se vestía de luces (….) Un muchachito de quince años se dirigía a un becerrote, que cabeceante esperaba, esperaba lo que iba a hacer con él aquel niño (…) También aguardaba el público (…) Y vieron llegar la sorpresa, contemplando como aquel adolescente, vestido con un viejo traje de luces alquilado, se había alejado del animal, había plegado la muleta –“cartucho de pescao frito” se le calificó a este modo de tomar el trapo– y dando una carrerilla para alegrar a la res le ha gritado al toro con voz infantil:
        ¡Eh, toro! ¡eh toro…!
(…) ¿Te acuerdas Pepe Luis? (…) Sí; claro que te tienes que acordar, porque fue el comienzo de tu difícil arte, de un arte que tú llevabas dentro y que descubriste de pleno ante un conato de empleo en cualquier oficina, con tus palabras: “Yo lo que quiero es ser torero” y con tu natural de muleta recogida; ese natural de aquella noche de 1937, que hizo decir al público de aquel festejo: “Tenemos torero, tenemos torero, torero por la gracia de Dios”.”


Pepe Luis con el famoso "cartucho de pescao".


Y así el Maestro comenzó una carrera ascendente que fue exitosa ya de novillero. Desde que tomara la alternativa un 15 de agosto de 1940 en su Sevilla a los 18 años de las manos de Pepote Bienvenida y Gitanillo de Triana, hasta su retirada definitiva con ausencias intercaladas (pasando por  la tremenda cogida que sufrió en la cara en Santander en el año 43 y de la que arrastraría las secuelas durante el resto de su vida) fue base indispensable en todas las ferias. 





Manolete y Pepe Luis, Pepe Luis y Manolete. Juntos torearon un total de 120 corridas juntos. Dos conceptos totalmente distintos pero no por ello incompatibles. Yo diría que eran el tandem perfecto en una tarde de toros, porque a la verticalidad de Córdoba venía a acompañarla la juncal torería de Sevilla. Eran compañeros, amigos y confidentes que se procesaban una gran admiración mutua. Por eso la muerte el 28 de agosto de 1947 de Manolete en la plaza de toros de Linares fue un durísimo golpe para Pepe Luis del que le costó bastante recuperarse.


Pepe Luis junto a "El Estudiante" y "Manolete".
Palabras que le dedicó Pepe Luis a su querido amigo Manolete en el 50 Aniversario de su muerte.


En 1953 decide retirarse de los ruedos para un año más tarde contraer matrimonio con Doña Mercedes Silva. Fueron 15 años de carrera triunfal y me gustaría puntualizar que el hecho que desencadenó que Pepe Luis pusiera fin a su carrera fue una promesa que le hizo a su madre (que tenía a sus cuatro hijos toreando) tras tenerle que comunicar la triste noticia de que habían cogido a uno de sus hermanos en Valencia. Después de contárselo y percibir su angustia, le prometió que no volvería a torear.


Pepe Luis con su mujer Doña Mercedes Silva y sus hijos.



Pero cinco años después, siendo ya padre de familia, la empresa de Madrid le ofreció una exclusiva de diecinueve corridas en 1959. Y así lo hizo el Maestro, despidiéndose para siempre de los ruedos un 1 de marzo de ese mismo año junto a su hermano Manolo Vázquez y Curro Romero en su Sevilla natal.



Ajustándole el añadido su mozo de espadas "Mahera".


Nunca más volvería a ponerse el traje de luces, aunque tampoco dejaría de torear en su finca “El Canto”. Ese campo sería el que se convertiría en su refugio y en el que volcaría todas sus ilusiones con su ganadería y tierras de labranza. Así vivió hasta que su hijo, de nombre Pepe Luis también, le comunicó que quería ser torero. Volvió entonces el temor al corazón del Maestro, pero de una manera más dura y cruel. Ya no estaba en juego su vida, si no la de su propio hijo y desde la barrera poco podía hacer. Un día ocurrió lo que tanto había temido el padre… una gravísima cornada del hijo en La Maestranza, sufrida en su presencia, le hizo jurar que no volvería a ir a los toros jamás. Y lo cumplió.


Paseando a caballo en su finca "El Canto".
Con su hijo Pepe Luis por el callejón de La Maestranza.
Portada de ABC.


Os debo explicar a quienes no lo sepáis que a Pepe Luis Vázquez Garcés se le reconoce como el “Sócrates de San Bernardo” por la sabiduría que poseía. Y es que nada más salir el toro de chiqueros era capaz de adivinar las cualidades que tenía el animal. Decía que "la cabeza era fundamental para estar delante del toro, que al toro había que ponerle cabeza y después de la cabeza, el corazón". Pero esta gran sabiduría no sólo era taurina… El Maestro era sabio también en la vida. Y así lo demostró educando a sus 7 hijos y consintiendo a sus 12 nietos. Les transmitió a todos ellos esas grandes virtudes que le caracterizaban: la MODESTIA, la TRANQUILIDAD, la HUMILDAD, la FORTALEZA, el TESÓN, la DISCRECCIÓN, la SUPERACIÓN… Y es que él era FELIZ con su familia. No le hacía falta nada más…


Los tres Pepe Luis Vázquez.
Estoconazo de Pepe Luis.
Con su mujer Doña Mercedes y sus 12 nietos el día de su 80 cumpleaños en "El Canto".


Me contaba ayer su nieto (Pepe Luis también, del que puedo presumir amistad y que sueña con ser torero) muchas anécdotas familiares que dibujaron en mi cara una sonrisa reconfortante que atemperó un poco la pena que siento por su pérdida. 


Entrañable imagen del abuelo Pepe Luis con su nieto Pepe Luis.


A mi amigo se le llena la boca al hablar de su abuelo… Es todo admiración y amor. Tiene el corazón desgarrado, pero aún así no deja de contestar mis llamadas de teléfono y mis mensajes de whatsapp para ayudarme a escribir este post enviándome algunas fotos. No parar de hablar de él. Pero nuestra conversación es truncada a veces por silencios dolorosos… Es entonces cuando intuyo que lo que le pasa es que le cuesta nombrarlo en pasado y no en presente… 


Su nieto Pepe Luis nunca se soltó de su mano.


El Maestro perdió la vista definitivamente hace siete años (como consecuencia de aquel gravísimo percance en Santander del que ya os he hablado y que le daño el nervio ocular irreversiblemente) y a partir de ese momento empezó a ver con los ojos de su corazón. Pero también tenía la ayuda de sus nietos, claro está, que le contaban alegres sus historietas con todo tipo de detalles. Pepe Luis nieto, por ejemplo, cada vez que iba a Sevilla a los toros, se quedaba en casa de sus abuelos a dormir y nada más despertarse por la mañana iba corriendo a contarle lo que había ocurrido en la plaza. Pepe, con la ilusión aumentada por las ganas de ser torero, le relataba la corrida de cabo a rabo. Cuando su abuelo creía que ya no estaba en la habitación le decía a su mujer:

-Merceditas, léeme la crónica del ABC a ver si este niño me lo ha contado bien o no

Su nieto Pepe, que no había abandonado la estancia se reía y le contestaba cariñoso a su abuelo:

-¡Abuelo!¿Qué pasa, que no te fías de mí?
-No hijo, no; claro que me fío, lo que pasa es que me apetece saber lo que dicen de la corrida de ayer en el ABC...



Pepe Luis nieto leyéndole a su abuelo el reportaje que le hicieron junto al nieto de Bienvenida.


No me gustaría terminar este post que he escrito en homenaje al más grande de sus tiempos, sin contar una anécdota que me parece tan genial como su toreo. Resulta que Pepe Luis abuelo le recitaba todas las noches una poesía a su mujer Doña Mercedes antes de acostarse. Un buen amigo suyo, Pepe Utrera Molino, sabedor de esta costumbre le preguntó un día lleno de curiosidad:

-Pepe Luis, ¿por qué le recitas todas las noches una poesía a tu mujer? ¿Para dormir bien?
-No, Pepe. Para seguir soñando…

Yo desde aquí, desde mi humilde rinconcito, le quiero recitar al Maestro de Maestros una poesía para que siga soñando desde el cielo y para que esos sueños eternos, seguro que bellos y toreros, nos visiten por las noches y continuemos con ellos evocando su toreo.

En San Bernardo nació
un rubio y chiquito torero,
de mirada avispada
azul como el sevillano cielo.

Sabio donde los halla
con el corazón de hierro,
duro al frío del miedo
y blando al calor de lo bello.

Con su muleta pescaba
imposibles naturales eternos
y con el capote eximía,
con piedad en el sexto,
el delito de la cruel suerte
ausente desde el comienzo.

Pepe Luis Vázquez Garcés:
Rey de los toreros,
Príncipe de Sevilla
y Gloria para el mundo entero.

Huérfanos nos has dejado
de genialidad y valor sereno.
Siempre te recordaremos
Pepe Luis ¡Tú eres el toreo!
                                                                           
                                                                               Yeyes Dols Samper.


Monumento a Pepe Luis Vázquez situado en frente de la Maestranza.



Yeyes.

P.D. Quiero hacerle llegar a la familia Vázquez todo mi cariño, ánimo y admiración. Desde el domingo brilla una estrella más en nuestro cielo que es el ángel de la guarda de sus nietos y la inspiración para los que le queremos. Y a mi amigo Pepe Luis le mando el abrazo más fuerte del mundo… Estoy segura de que tu abuelo guiará tus pasos tanto en la vida como en el toreo.

lunes, 20 de mayo de 2013

DE CAMINO CON UTRERA



No era mi primer camino… El primero fue ya hace ya seis años con “La Hermandad del Salvador de Sevilla”, pero sí que era la primera vez que lo hacía con Utrera.

Utrera… Tierra de toros y flamenco. De Utrera nacieron tres de los cinco encastes fundacionales del toro bravo y de Utrera son las voces flamencas con las que crecí… “Enrique Montoya”, “La Fernanda y La Bernarda”, “Bambino” y mi querido Manuel, “El Turronero”, quien le escribió a mi padre esas preciosas bulerías que decían así: “olé tu mare, que despacito torea José María Manzanares…  ¡AHÍ ES NADA!



De izq a dcha y de arriba a abajo:
"El Turronero"
"Bambino"
"Enrique Montoya"
"La Fernarda y La Bernarda de Utrera"


Pues bien, el martes pasado enfundada en mi vestido de Lina acompañé, junto con mi madre, a La Hermandad de este pueblo de artistas en su primer día de camino en peregrinación hacia la aldea del Rocío. Seguramente alguno de vosotros se preguntará que cómo fui a para a Utrera… Pues rapidito os lo cuento. Resulta que tengo la suerte de ser amiga de la familia del Gran Enrique Montoya. Hace unos meses coincidí con sus hijos en casa de unos amigos de Alicante y nos invitaron. Y, claro… cómo para negarnos… ¡No nos íbamos a ver en otra igual! Así que sin dudarlo ni un momento aceptamos el generoso ofrecimiento.

Nos recibieron el lunes por la noche en el “Bar Alonsi”. Rodeaban una de esas mesas largas, largas que a mí tanto me gustan y mientras nos saludábamos repartiendo besos, abrazos y sonrisas, ya se notaba en el ambiente la emoción por lo que nos aguardaba al día siguiente. Pasamos el rato entre carcajadas, charlas y algún que otro cantecito de precalentamiento y… os tengo que confesar que mientras tanto yo… ¡Me puse morada de caracoles! Vamos, que repetí ración tres veces. ¡Una barbaridad! ¡Qué ricos! ¡Todavía sueño con ellos! Cómo no estarían de buenísimos que regresamos a Alicante cargadas con dos o tres kilos de ellos. La pena es que ya nos los hemos comido todos…




Después del inciso de los caracoles (ejem, ejem), prosigo. Esa noche nos fuimos pronto a dormir pues teníamos que madrugar y, si ya de por sí habíamos quedado temprano, imaginaros a dos mujeres teniéndose que poner el traje de flamenca, la flor en la cabeza, todo tipo de mejunjes en la cara además de las pinturillas… Échale tiempo… Pero échale…

Una vez listas, nos encontramos con el resto de la reunión y nos dispusimos a desayunar y a preparar los carros donde iríamos subidas para recorrer el camino. Ya se escuchaban los cohetes que anunciaban la salida de La Hermandad. Las calles estaban llenas de gente (unos eran peregrinos y otros ciudadanos que no querían perderse el alborozo y el colorido del inicio de la peregrinación hasta el Rocío).




Cuando por fin asomó por la calle el Simpecado nos subimos a nuestros carros y, mientras esperábamos a que pasasen por delante todos los caballos, carriolas y charrets que iban precediendo a la carreta tirada por mulos que abría la comitiva, disfrutamos de las coloridas vistas cantándoles por sevillanas.









Metidos ya en situación todo era alegría y por supuesto devoción; porque el Rocío es antes que nada Virgen y si no, no es Rocío.

Una vez salimos de las calles asfaltadas que circundan la ciudad y nos adentramos en los campos utreranos, hicimos la primera parada en una explanada que se abrió entre los angostos caminos de tierra. Bajamos de los carros y empezó lo bueno. “Fali y Tomás” cogieron el cajón y la guitarra respectivamente y el baile no se hizo esperar… Sevillanas, rumbas, tangos, bulerías… Y todos con las palmas al compás (mira que eso es difícil por mi tierra…). No faltaron las letras de nuestro querido Enrique Montoya interpretadas por sus hijos, ni tampoco los rezos a La Virgen por Sevillanas… Alegre a la vez que emotivo. 




















Y es que en el Rocío se unen muchas sensaciones que hacen emerger las mejores cualidades de la condición humana. La devoción, la alegría, la complicidad entre gente que apenas conoces, la generosidad desmedida de los peregrinos, la amistad, el fervor, el arte… Nunca te falta una mano amiga que te ayude si lo necesitas en cualquier momento. En definitiva, la solidaridad en estado puro.




Fueron varias las paradas que hicimos. Apretaba el calor y buscábamos el cobijo de la sombra para reponer fuerzas comiendo y bebiendo. Y ¡cómo no! todas ellas estuvieron cargadas de compás y más compás. Tan a gusto estábamos que a veces perdíamos la noción del tiempo y, para alcanzar al resto de la comitiva, teníamos que decirle al cochero que arreara a los caballos. Ya de nuevo subidos en el carro no había quién nos callase. Si no se arrancaba uno a cantar ¡no pasaba nada! porque enseguida le cogía la vez el otro. Yo, sin vergüenza ninguna, me canté casi todas las letras que conozco (y os puedo asegurar que nos son pocas). Tengo grabada la cara de felicidad de todos aquellos a los que acompañé ese maravilloso primer día de camino.










Finalmente arribamos a donde nuestros pasos llegaban a su fin: la maravillosa finca de “Bujalmoro”. Allí sus anfitriones tiraron la casa por la ventana dándonos gloria bendita a todos los peregrinos utreranos. Comida y más comida, bebida y más bebida y mucho mucho cante. Yo tenía esa sensación que me envuelve haciéndome sentir como en un hadado sueño del que no quiero despertar… Me hubiese gustado parar el tiempo para que aquella fascinante jornada no se acabara nunca. Pero como bien se suele decir: “lo bueno si breve, dos veces bueno”.










Antes de regresas a Utrera, nos reunimos unos cuantos amigos en la deslumbrante capilla que tiene la finca. Allí nos recogimos y le rezamos a La Virgen de la mejor manera que sabíamos hacer: cantándole. Hubo lágrimas sentidas de alegría; nadie te consolaba porque esas lágrimas no eran de pena ni de tristeza. Disfrutábamos con la emoción de los demás… Y entonces yo me acordé de los míos. Pedí por mi familia, por mis padres, por mis hermanos que se juegan la vida cada tarde, por mi hermana Ana tan devota de La Blanca Paloma, por mis tíos que nos velan desde el cielo, por mi abuela que es la persona con más fé que conozco en este mundo, por todos mis amigos rocieros que ese día no me pudieron acompañar y por la gente a la que quiero. Fue un momento mágico donde se elevaron nuestras almas y se renovaron de esperanza.

Y así terminó mi día con Utrera. Un día que, bien sabe Dios, recordaré el resto de mi vida.




Me despido añorando haber estado esta madrugada en la aldea del Rocío, viendo a La Pastora recorrer sus calles arenosas saludando a las cientos de Hermandades que acuden a su llamada desde toda España para demostrarle su amor incondicional, su devoción y su compromiso con la que es Madre de Dios y Madre nuestra.




El Rocío lo es todo para cada uno de los peregrinos.
El Rocío es gracia y bendición,
es conversión y perdón,
es grandeza y hermosura.
El Rocío es amor.

Yeyes.

Os dejo a continuación las imágenes del vestido y los complementos que elegí asesorada por Mila y Rocío, las hijas de la gran modista flamenca Lina, para mi día de camino.





My look:
Vestido, ramillete, pendientes, 
bolso bandolera, y poncho de: Lina 1960



P.D. No puedo terminar el post sin darle las gracias a toda la familia Montoya que tan cariñosa nos acogió. A Maribel por su generosidad y por ser una gran amiga. A Lina por prestarme el precioso vestido con el que hice el camino. Y, a parte de mis agradecimientos, quiero decirle a los que son mis hermanos rocieros desde hace ya bastantes años que los eché horrores de menos… Manuel Lombo (@manuellombo), Bea Vega (@Vega_Bea), Laura Sánchez (@lasanchez), Salva González (@SalvaVasco), Javier Villa(@erjavivilla), Rocío Sotomayor (@rociosotomayor) y su familia, Ana Ortega y sus guapas sobrinas, Rocío “la Tiesta” y tantos otros que seguro se me olvidan. Que sepáis que aunque no acompañando mis pasos, hicisteis este día de camino conmigo metiditos en mi corazón.

OS RUEGO UNA ORACIÓN POR EL ALMA TORERA DEL GRAN PEPE LUIS VÁZQUEZ QUE AYER SUBIÓ A LOS CIELOS ENTRE PALMAS POR BULERÍAS. QUE LA VIRGEN DEL ROCÍO LO TENGA EN SU BENDITA GLORIA.